La Siberia tiene una gran diversidad de paisajes, pues cuenta con una buena representación del bosque y matorral mediterráneos con algunas influencias de tipo continental, pero también con llanuras de cultivos de secano y regadío, roquedos, dehesas, bosques de galería, turberas, pinares, eucaliptales, así como otros paisajes forestales y agrarios transformados por el hombre para su aprovechamiento a lo largo de los siglos, como las llanuras.

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Paisaje Roquedo

Es muy representativo de la parte norteña de La Siberia, y aunque no tiene apenas vegetación, está muy bien conservado. Un ejemplo muy bueno de este paisaje es el que podemos ver en Puerto Peña.

Sobre las rocas se asientan líquenes de colores llamativos, y en las grietas crecen, adaptadas a esta situación, algunas encinas con porte achaparrado, enebros, dedaleras, claveles silvestres, el ombligo de Venus y algunos helechos. En la base de los roquedos, el bosque dominante es el encinar o los pinos y eucaliptos procedentes de antiguas repoblaciones.

Un lugar excepcional para el avistamiento de aves, la inaccesibilidad de la roca ofrece seguridad para establecer sus nidos. Destacan la cigüeña negra, el buitre leonado, el alimoche, el águila real, el águila perdicera, el búho real, el halcón peregrino y la chova piquirroja o el avión roquero. Otros vertebrados que habitan aquí son murciélagos, lagartija ibérica, culebra de herradura, salamanquesa…

Paisaje Bosque y matorral mediterráneo

Este tipo de bosque constituye la vegetación típica de las sierras de La Siberia, destacando el alcornoque, el quejigo y en las partes más soleadas la encina. En las zonas más frescas, en las que brota el agua de manantiales, crecen arces de Montpellier, fresnos y almeces.

En las umbrías encuentran el refugio ideal para reproducirse especies como el buitre negro o el águila perdicera. En la espesura lo hacen también el azor, el gavilán, los arrendajos y las palomas torcaces. Entre la vegetación vuelan mirlos y petirrojos.

Son zonas tranquilas donde es frecuente encontrarse con ciervos y jabalíes. Otros mamíferos más difíciles de observar son las ginetas, los turones, los tejones, las garduñas o los gatos monteses.

Paisaje Bosque de galería

Estas formaciones se encuentran en los arroyos y gargantas no afectados por los embalses. La vegetación de ribera presenta un aspecto similar a una galería, donde las copas de los árboles de ambas márgenes se entrelazan en la parte alta. En los veranos más duros, estos ambientes, aunque ocupan una pequeña superficie, constituyen un auténtico oasis del clima mediterráneo.

La fauna asociada al bosque de galería es variada: mamíferos como la nutria, aves como el ánade real, la garza real, el martín pescador o el mirlo, anfibios como la rana patilarga y reptiles como el galápago leproso son solo algunos ejemplos de este frágil ecosistema.

Otros ambientes acuáticos, pero sin un desarrollo tan exuberante de la vegetación que crece en las proximidades, son los formados por charcas y embalses

Paisaje de Turberas o “trampales”

Las turberas se originaron bajo condiciones climáticas muy distintas a las actuales (más frías y lluviosas). Son zonas encharcadas sobre terrenos ácidos y con humedad durante todo el año que permiten la conservación de la turba, un material orgánico ligero y esponjoso que tarda cientos de años en formarse a partir de la acumulación y fosilización de los restos vegetales que cayeron sobre estos terrenos.

Sobre estos peculiares suelos crecen especies tan singulares como los esfagnos, unos musgos que almacenan grandes cantidades de agua, y el brezo de turbera. La aulaga gatiña, algunos narcisos, la orquídea de turbera y las mansiegas son otras especies típicas de estos ecosistemas donde también se pueden observar odonatos (libélulas y caballitos del diablo), anfibios o reptiles.

Las turberas más destacables de La Siberia se encuentran en Herrera del Duque y Fuenlabrada de los Montes, en parajes como Las Navas, Las Chorchas, El Madroñal, Valdemoro y Puerto Lobo.

Paisaje de Dehesas

Se corresponde con las áreas más llanas de La Siberia, y en ella viven en armonía la fauna, la flora y el hombre.

Este paisaje es resultado de la constante actividad humana sobre el encinar o alcornocal, en el que se ha eliminado el matorral y se seleccionan los árboles más productivos. Es una manera equilibrada de aprovechamiento de varios recursos naturales (bellota, ramón, leñas, corcho, caza mayor, pastos) al tiempo que soporta una gran diversidad de seres vivos.

 

En la dehesa se alimenta la mayor parte de la fauna de grandes vertebrados como jabalíes, ciervos, gamos y zorros; también otros más pequeños como conejos, liebres, lirones caretos, garduñas, comadrejas y la mayor parte de las grandes aves de presa como el águila real, el águila perdicera, el águila calzada y el águila imperial, así como los milanos y el elanio azul.

Paisaje Llanuras cerealistas o pseudoestepas

La zona más al sur de La Siberia forman parte de la penillanura pacense, conocida por su relieve relativamente llano, con altitudes entre los 300 y los 500 metros y terrenos prácticamente desarbolados. Los suelos son poco profundos y existen abundantes afloramientos pizarrosos en superficie.

Sus arroyos vierten a los embalses de Zújar y La Serena y en sus llanuras los usos más habituales son el agrícola de secano y el ganadero, sobre todo de la oveja merina blanca y negra.

Los pastos de gramíneas y otras plantas herbáceas, retamares, cantuesares y escobonales son hábitats muy particulares y propios de esta comarca. Numerosas especies animales protegidas a nivel nacional e incluso internacional necesitan de ellos para vivir y reproducirse, como ocurre con las aves propias de las estepas (avutarda, sisón, aguilucho cenizo, ganga, ortega, cernícalo primillo, alcaraván, carraca), cigüeña negra y rapaces (águila real, perdicera, alimoche, buitres) o especies invernantes como la grulla común y la avefría.

En los pequeños arroyos encontramos algunas encinas dispersas, sauces, tamujas, atarfes y adelfas que crecen en zonas húmedas, donde también viven el galápago europeo y el leproso, varios narcisos y tréboles de agua como Marsilea strigosa y Marsilea batardae, o mamíferos como la nutria.

Paisaje Cultivos

Las vegas y laderas de La Siberia conservan, además de su vegetación natural, áreas de olivar, castañar, frutales, huertas y zonas de regadío donde se produce girasol, maíz y otros cultivos. El olivo es uno de los árboles más cultivados. Su fruto, la aceituna, es muy valorado por su rico sabor y porque de ella se obtiene un magnífico aceite de oliva. Los valles de suelos fértiles son elegidos para establecer las huertas, en las proximidades de los pueblos. Allí se cultivan árboles frutales y hortalizas y también vides con las que elaboran cada año sus vinos y pitarra.

 

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